TRABAJANDO EN NUEVA YORK

Lima 25 de febrero 2013

Me he dado cuenta que no tengo ni forma ni manera de mantenerme alejado del arte, apenas me distancio unos pasos parece que este me busca y me pone otra vez en mi lugar, sea de la manera que sea pero termino frente a un caballete pintando o dictando una clase, recuerdo un viaje a New York el que decidí seria de una larga estadía ya que en mis sueños ilusos de grandeza decidí intentar escabullirme y encontrar una galería y representante que me llevara a la fama y fortuna, (al final encontré algo de lo que buscaba pero es tema de otro artículo) busque por unos dos meses por aquí y por allá, buscando conexiones entre amigos artistas, todos tenían algo en común habían llegado a la gran manzana con las mismas esperanzas, pero ninguno había conseguido aun lo anhelado, así que el tiempo pasaba hasta que decidí buscar empleo, cualquier empleo me dije, pero ni idea por dónde empezar, al día siguiente salí con la intención de visitar el museo del Barrio en Manhattan, me faltaba visitar ese museo, pero no llegue nunca a este, ya que a medio camino me doy con la sorpresa que suben un par de personas con cuadros, uno llevaba una pintura en la mano otro llevaba como 10 pinturas todas juntas y amarradas en una especie de carrito con pequeñas ruedas, me quede mirándolos en silencio, uno hablo y tenia tono centroamericano, el otro apenas pronuncio la primera vocal me di cuenta de su acento peruano al instante, acento del más fuerte según me dijeron mis amigos ecuatorianos, mexicanos, dominicanos que conocí en ese viaje, afirmación que aun no me convence del todo.


Volviendo al tema se abrieron las puertas del metro, los pintores bajaron, ni recuerdo en que estación pero luego de titubear un instante baje antes que la puerta se cerrara, y me presente ante ellos ahí mismo, hola soy Renso soy pintor, se quedaron mudos, me miraron con recelo un par de segundos y luego sonriendo me dieron la mano y me dieron sus nombres y al instante salimos caminando juntos hacia el lugar que ellos apuntaban, se dirigían a un exposición en el patio de un colegio, las pinturas las colgaron en las rejas, en caballetes, en mesas, por doquier, prácticamente la exposición estaba en plena calle, sin estarlo pero las rejas a la distancia son casi transparentes, conocí a todos los pintores que exhibían sus obras los cuales serian mis amigos en los siguientes 11 meses de mi estadía, caída la tarde compartimos unas cervezas en plena calle al mismo estilo de barrio en Perú, increíble ¡


Al finalizar el día, les comente al par de amigos que había conocido mis deseos de buscar empleo, el peruano me miro pensó un instante y antes de decirme algo el dominicano me dio dirección y todas las indicaciones de la galería donde trabajaban, y que podía ir al día siguiente y me hacían una prueba si la pasaba me contrataban… así fue, al día siguiente aparecí en la galería en pleno corazón de Manhattan, ni bien entre me preguntaron si venia para pintar, y me condujeron al interior de la galería donde encontré a todos los pintores que conocí el día anterior, todos ellos y aun mas, serian como 30 pintores en total, entre latinos, chinos y una minoría de rusos, era increíble para mi estar en un lugar así, miraba para todo lado , lleno de caballetes techo muy alto y todo tenía manchas de pintura, las paredes, el piso menos el techo por supuesto, me sentaron frente a un lienzo y la encargada con un ingles peor que el mío me indico que debía hacer, y, estuve media hora pintando cuando reapareció y mirándome por un par de minutos me dijo que si quería podía empezar a trabajar e inclusive el tiempo de prueba estaba incluido dentro de mi horario, así que me quede, me ubicaron por un extremo, me dieron una paleta que era como una cubitera para hielo pero enorme y me indicaron que podía servirme todos los colores necesarios de los baldes de a galón que tenían en una mesa, nunca he visto tanta pintura junta en mi vida, era como ver un buffet, y estar totalmente hambriento.


Durante el tiempo que trabaje la compañía de los amigos era súper agradable, en la galería entre risas de los amigos y gritos y risas más fuertes de los colegas chinos y murmuros de los rusos se pasaron casi dos meses pintando, el trabajo no era muy complicado pero requería igual de las ocho horas completas de jornada, cada viernes a la salida se reunían en una tienda restaurante a media cuadra de la galería, así que me uní a sus reuniones, pedíamos unas cervezas y no puedo dejar de decir que quizás fueron las cervezas más agradables que he compartido en toda mi vida, no por la cerveza, por los amigos, el ambiente, el frio y hielo en la calle y la tibieza del pequeño restaurante me daban una sensación casi de fantasía, y las conversaciones eran de lo mas entretenidas, no menciono los nombres por temor a olvidar alguno de ellos, cada uno con un acento distinto, costumbres distintas, pero teníamos el arte en común, así que en ese restaurante planeábamos exposiciones, ferias a las que se podía asistir para tratar de vender alguna obra, exposiciones de algún otro conocido amigo o alguna invitación de una que otra comunidad latina, o intercambiando información sobre lugares donde se podía estudiar ingles gratis, usualmente alguna iglesia ( termine asistiendo a dos iglesias por las tardes y así completaba mi semana de instrucción en el idioma ingles, me sirvió y estaré por siempre agradecido con ellos, hasta estuve a poco de bautizarme como mormon).

Solo fueron dos meses que trabaje en la galería, pero las reuniones de los viernes fueron por casi todo el año de mi estadía, a veces llegaba temprano y los esperaba sentado hasta verlos aparecer por la puerta y empezar a bromear, reír y beber por espacio de dos horas a lo mucho aunque en ocasiones especiales hasta alguno terminar totalmente alcoholizado.

Continuara.....